En el 2012, Palmer Luckey fundó a los 20 años Oculus VR. Con el fin de implementar su idea de crear un casco de realidad virtual (que recién saldrá al mercado en el 2016), levantó US$2.5 millones en Kickstarter (pidió diez veces menos); y en el 2013, US$16 millones de inversionistas en junio y otros US$75 millones en diciembre. En el 2014, Facebook compró la empresa, con 50 empleados, en US$2,000 millones.
Oculus VR es un ejemplo de empresa exponencial, una que puede ir de una idea con jale a valer miles de millones en pocos años. Salim Ismail, en su reciente libro Exponential Organizations, describe las cualidades del liderazgo exponencial: 1) una visión apasionada por las necesidades futuras del consumidor; 2) la capacidad para intuir y crear un orden de un caos acelerado; 3) un realismo optimista; 4) una adaptabilidad extrema con base en el aprendizaje continuo; 5) la apertura radical para ser capaz de incorporar innovación valiosa, viniere de donde viniere; e 6) hiperconfianza, la disposición continua a empezar todo de nuevo. Por cierto son virtudes que servirían a cualquier empresa, pero resultan esenciales en las ExO.
Ismail identifica diez elementos básicos de estas empresas: 1) forman el equipo en función de la demanda, subcontratando y recurriendo a personal temporal no estable; 2) construyen comunidades virtuales masivas alrededor del negocio; 3) creen en los algoritmos, incorporan la nueva tecnología de punta al máximo; 4) no son dueños de nada, alquilan cosas de otros; 5) comprometen, crean experiencias divertidas y adictivas; 6) identifican interfaces simples para que las personas encuentren rápido lo que necesitan en el sistema; 7) manejan mucha data en diversos tableros en tiempo real; 8) experimentan, se aseguran que el ensayo continuo sea barato y fácil; 9) autonomía, se crea el espacio para que las personas puedan escoger su propia aventura; y 10) socialización, se facilita que las personas se conecten entre sí.